Ola polar y piel sensible: cómo cuidarla del frío extremo, la calefacción y las duchas calientes

Las bajas temperaturas no solo obligan a abrigarse más, sino también a cuidar la piel con más atención.
El invierno intenso puede provocar sequedad, enrojecimiento, picazón y hasta grietas dolorosas. Y mientras nos refugiamos en ambientes calefaccionados, el aire seco y los contrastes térmicos agravan aún más la situación.

Expertos de Cleveland Clinic y Mayo Clinic coinciden: el frío extremo daña la barrera natural de la piel. Por eso, adoptar rutinas específicas durante esta temporada es clave para prevenir molestias y complicaciones dermatológicas.


❄️ ¿Por qué el frío afecta tanto la piel?

Durante el invierno, la piel sufre una especie de doble ataque:

  • 🔽 La vasoconstricción (reducción del flujo sanguíneo en la superficie) disminuye el aporte de oxígeno y nutrientes.
  • 🔼 La calefacción, en interiores, seca el ambiente y favorece la deshidratación cutánea.

“La combinación de frío exterior y calor interior genera pérdida de humedad en la epidermis”, explica la Dra. Andrea Pascual, dermatóloga del CMC Mendoza.

Además, productos agresivos, duchas demasiado calientes o una hidratación insuficiente debilitan los aceites naturales que protegen la piel. El resultado: tirantez, descamación, enrojecimiento… y en casos más graves, fisuras y sangrado.


⚠️ Riesgos dermatológicos frecuentes en invierno

  • Sequedad extrema
  • Grietas y fisuras (con riesgo de infección)
  • Brote de enfermedades preexistentes como rosácea, dermatitis o psoriasis
  • Caspa intensificada en el cuero cabelludo
  • Labios agrietados y manos resecas por lavados y alcohol

Según Mayo Clinic, la piel agrietada facilita la entrada de bacterias y virus. Rascarse puede romper aún más la barrera cutánea, generando inflamación e incluso infecciones.


🛡️ Seis claves para proteger la piel del frío

Los dermatólogos coinciden en que una rutina de cuidado constante puede prevenir la mayoría de los síntomas. Estos son los hábitos más recomendados:

1. 💧 Hidratación (interna y externa)

Beber suficiente agua y usar cremas hidratantes dos veces al día, preferentemente con ingredientes como ácido hialurónico y ceramidas.

2. 🧼 Limpieza suave

Evitar jabones agresivos o con perfume. Usar productos hipoalergénicos que no alteren el equilibrio de la piel.

3. 🧴 Protección solar

Incluso en días nublados, los rayos UV siguen actuando. Usar protector solar en rostro, cuello y manos.

4. 💋 Cuidados especiales para labios y manos

Usar bálsamos labiales y cremas específicas para manos, sobre todo si hay uso frecuente de alcohol en gel o agua caliente.

5. 🔥 Evitar duchas muy calientes y calor directo

El agua caliente puede eliminar los aceites protectores de la piel. Mejor, duchas tibias y ambientes con temperatura moderada.

6. 🧴 Elegir bien los productos

Prefiere cremas o ungüentos, que son más nutritivos que las lociones. Revisa los ingredientes: cuanto más simples y humectantes, mejor.


👨‍👩‍👧 Grupos de riesgo: piel madura y condiciones preexistentes

Algunos grupos requieren cuidados extra durante el invierno:

  • Adultos mayores de 40: la piel produce menos aceites, por lo que se reseca más fácilmente.
  • Personas con rosácea o psoriasis: el frío, el estrés y la falta de sol pueden empeorar los síntomas.
  • Pacientes con dermatitis o eczema: necesitan reforzar la hidratación y evitar factores irritantes.

En el caso del cuero cabelludo, la caspa tiende a empeorar. Los expertos recomiendan alternar champús anticaspa para mantener su efectividad.


🌬️ Conclusión: el frío no es inocente, la prevención sí es poderosa

El invierno no solo se siente: se ve en la piel. Por eso, prevenir es mejor que curar. Ajustar la rutina de cuidado durante los meses más fríos es esencial, sobre todo para quienes ya tienen la piel sensible o condiciones dermatológicas crónicas.

“El frío puede ser tan agresivo como el sol si no tomamos recaudos. La clave está en mantener la piel protegida, hidratada y respetada”, concluye la Dra. Pascual.