La “dieta” que no es dieta: comer según las estaciones

¿Y si no hace falta una etiqueta para comer mejor? En un mundo donde todo parece convertirse en tendencia, la llamada dieta estacional se presenta como algo tan lógico que sorprende que necesite tener un nombre. No se trata de un plan estricto, ni de contar calorías. Es, simplemente, escuchar al cuerpo y al entorno: comer lo que la tierra nos da en cada estación y adaptar lo que necesitamos según el momento del año.

En verano nos antojan frutas frescas, platos fríos, mucha agua y comidas livianas. ¿Casualidad? No. El cuerpo sabe. En invierno buscamos más calor, más sopas, guisos, energía. Todo tiene lógica si observamos cómo funcionamos según el clima, las rutinas y hasta el ánimo de la temporada.

Lo que hoy se vende como “dieta estacional” no es nada nuevo: es lo que hacían nuestras abuelas, lo que aún se recomienda cuando se habla de alimentación sostenible y lo que tiene más sentido desde lo nutricional. Comer productos de temporada es más barato, más nutritivo, y sí, también más sabroso.

¿Por qué elegir local y de temporada?

  • Porque los alimentos están en su punto justo.
  • Porque recorren menos distancia para llegar a tu plato.
  • Porque acompañan las necesidades naturales de tu cuerpo.
  • Porque elegís lo que tiene más sabor y más vida.

Un ejemplo simple: en invierno, los cítricos (ricos en vitamina C) están en su mejor momento justo cuando más los necesitamos. En verano, aparecen los melones, sandías, tomates… llenos de agua, perfectos para hidratarte naturalmente.

🌿 Entonces, ¿cómo se aplica esto en la vida real?

Más allá de seguir una tabla o guía estricta, podés hacer pequeños gestos que marquen la diferencia:

  • Elegí frutas y verduras de estación.
  • Ajustá tus platos a cómo te sentís y qué necesitás.
  • Probá nuevas recetas según el clima.
  • Observá tu rutina: ¿estás más activo en verano? ¿Necesitás más calor en invierno?

Este enfoque no necesita etiquetas. Solo conexión con vos, con tu entorno y con el ciclo natural de las cosas. Porque no todo tiene que ser una dieta. A veces, solo se trata de volver a lo simple.