Hubo una época en la que los adolescentes no salían al boliche. Iban a asaltos. Eran fiestas caseras donde el único código era que la música bajara un cambio después de la medianoche. No importaba si era viernes o sábado. Lo importante era que, en algún momento, iban a sonar los lentos. ¿Te acordás?
Una mesa larga con papas fritas, vasos de plástico, gaseosa mezclada con nervios. El living convertido en pista, los muebles corridos y un equipo de música que pasaba desde Rodrigo hasta los lentos que, si te animabas, eran tu pase directo a agarrarle la mano a alguien. Eso era un asalto.
Las casas se prestaban, se pasaba la dirección en el colegio, se caía sin muchas vueltas. Cada quien llevaba algo, a veces comida, otras una lista de temas en un CD grabado. Lo importante era estar, bailar, y si tenías suerte, chapar. Era así de simple y así de enorme.
La escena era siempre parecida: luces apagadas, cortinas cerradas, y una fila de adolescentes contra la pared esperando que alguien los saque a bailar. Cuando empezaban los primeros acordes de “Still Loving You” de Scorpions o “November Rain” de Guns N’ Roses, algo cambiaba en el aire. Las risas se bajaban, las miradas se volvían más largas, y de golpe, todos tenían las manos transpiradas.
Esos lentos no eran solo canciones: eran puentes. Permitían decir sin palabras lo que no te animabas a escribir en una carta. “Angie” de los Stones, “I Don’t Want to Miss a Thing” de Aerosmith, “With or Without You” de U2. ¿Cómo no enamorarte con esos temas sonando en el living de la casa de un compañero de escuela?
No existía Spotify. La música venía en cassettes o CDs que alguien grababa con mucho cuidado. No había que confiarse: si te pasabas con los lentos, alguien podía cambiar el disco y arruinar toda la magia. Pero cuando todo salía bien, una canción podía sellar una historia que te iba a quedar grabada para siempre.
¿Te imaginás un asalto hoy? Celulares guardados, luces bajas, comida casera, música de época y un bolero sonando para cerrar. ¿Cuántos iríamos? ¿Cuántos sabríamos cómo moverse lento sin memes de por medio? Tal vez sea hora de revivirlo. Aunque sea una vez. Aunque sea por nostalgia.