El esperado estreno de la serie “Síganme”, basada en la vida del expresidente Carlos Menem, quedó en pausa. Lo que parecía una jugada audiovisual ambiciosa para retratar una era política icónica, terminó detenido por una resolución judicial. La ficción, protagonizada por Leonardo Sbaraglia y producida por Amazon Prime Video, se encontró con un obstáculo inesperado: un conflicto familiar que pone en jaque su futuro en pantalla.
Detrás del freno legal se encuentra Zulema Menem, hija del exmandatario, quien interpuso un recurso ante la Justicia solicitando el cese de la emisión del contenido. El argumento central: ni ella ni su familia fueron consultados para la producción, ni autorizaron el uso de la imagen del exjefe de Estado. La demanda fue acompañada por una medida cautelar, que la Justicia aceptó, paralizando temporalmente todo avance.
La serie generó expectativa desde su anuncio. El guión prometía abordar con tono dramático y profundidad los años más intensos del menemismo: los noventa, el auge neoliberal, la farándula mezclada con política, y los vínculos de poder que marcaron a fuego una década. En términos televisivos, era material explosivo. En términos legales, un campo minado.
Más allá del morbo por revivir los escándalos, amores y decisiones del expresidente riojano, el proyecto se presentaba como una oportunidad para revisar desde la ficción una etapa crucial de la Argentina. Pero el retrato de un líder tan controversial como Menem no es sencillo. Su figura sigue dividiendo aguas: para algunos, fue sinónimo de modernización; para otros, el inicio de una larga decadencia.
Lo que está en juego no es sólo una serie, sino la disputa por la memoria. ¿Quién tiene derecho a contar la historia de un personaje público? ¿Hasta dónde puede avanzar la industria cultural cuando el protagonista ya no está vivo para dar su consentimiento? Y en paralelo, ¿qué rol juegan los familiares a la hora de proteger o controlar su legado?
Mientras tanto, Amazon guarda silencio y no ha emitido declaraciones oficiales. Se desconoce si la serie se encuentra terminada o si aún está en etapa de postproducción. Lo que sí está claro es que su estreno, inicialmente previsto para este año, ya no será tan inmediato.
En un momento donde las biopics políticas están en auge –desde Perón hasta Maradona, pasando por series sobre presidentes latinoamericanos–, el caso Menem marca un antes y un después. No sólo por la figura que representa, sino porque reabre el debate sobre los límites de la ficción basada en hechos reales.
Por ahora, “Síganme” se convirtió en un proyecto atrapado entre la nostalgia, el revisionismo y un expediente judicial. Habrá que ver si la serie logra salir del archivo o si termina siendo, paradójicamente, una historia no contada sobre uno de los hombres más influyentes (y polémicos) de la política argentina.