Casi todos lo hemos sentido alguna vez: estás por dormirte, y de repente, tu cuerpo da un salto, como si te cayeras por un abismo invisible. No es un mal sueño ni una pesadilla, sino un fenómeno que la ciencia llama “sacudida hípnica” o “mioclonía del sueño”. Aunque es común, su intensidad y repetición pueden generar dudas… ¿por qué soñamos que caemos?
Según investigadores de la American Academy of Sleep Medicine, la sacudida hípnica es una contracción muscular involuntaria que suele ocurrir justo cuando el cuerpo comienza a relajarse al entrar en la primera fase del sueño (fase N1). En ese momento, el cerebro todavía está alerta y puede interpretar la relajación como una señal de peligro, activando un reflejo que simula una caída.
Algunos científicos creen que esta respuesta se remonta a nuestros antepasados primates: cuando dormían en los árboles, una caída real significaba riesgo de vida. La reacción muscular servía para evitar dormirse en posiciones inestables.
Sí, y mucho. Estudios del National Institute of Neurological Disorders and Stroke muestran que quienes atraviesan períodos de alto estrés, privación de sueño o consumo excesivo de cafeína, tienen más probabilidades de experimentar este tipo de sueños de caída.
“Cuando el sistema nervioso está sobrecargado, puede costarle más hacer la transición entre vigilia y sueño”, explica la neuróloga del sueño Dra. Mariana Torrejón. “Ese cortocircuito genera una descarga eléctrica en el cerebro que se manifiesta en una sacudida y, muchas veces, en una sensación de caída”.
Más allá de la explicación científica, la caída en los sueños suele estar cargada de simbolismo. Psicólogos del enfoque jungiano asocian este tipo de sueños con pérdidas de control, miedos internos o inseguridad emocional. Soñar que caés puede ser un reflejo del intento de tu mente por procesar situaciones de inestabilidad, como cambios en la vida personal, laboral o decisiones difíciles.
“Es un símbolo potente del inconsciente que nos invita a mirar lo que no estamos sosteniendo con firmeza en la vigilia”, comenta la psicóloga y especialista en interpretación onírica Laura Palma.
¿Qué podés hacer si te pasa seguido?
- Reducí la estimulación nocturna: evitá pantallas, luces intensas y estímulos antes de dormir.
- Hacé una rutina de relajación: respiración profunda, lectura o música tranquila.
- Disminuí el consumo de cafeína y alcohol, sobre todo por la tarde-noche.
- Chequeá tus niveles de estrés y ansiedad, y buscá ayuda profesional si lo necesitás.