🤑 No tenían fábrica, ni uniformes, ni experiencia militar. Solo una computadora, un plan y mucha ambición. David y Efraim, dos amigos veinteañeros, descubrieron cómo ganar millones de dólares vendiéndole armas al ejército de Estados Unidos… hasta que un error y una traición los arruinó.
🧠 Todo empezó cuando Efraim Diveroli, fanático de las armas desde adolescente, descubrió un portal del gobierno donde se publicaban licitaciones militares abiertas al público. Ahí cualquiera podía ofertar: el secreto era elegir contratos pequeños, ignorados por los gigantes de la industria, pero igual de rentables.

👨💻 Desde una oficina improvisada en Miami, Efraim creó AEY Inc. y comenzó a hacer dinero. Al poco tiempo sumó a su viejo amigo David Packouz, un masajista frustrado que necesitaba plata rápido. Juntos, empezaron a ofrecer armas, balas, cascos, chalecos, gasolina… todo al mejor postor: el gobierno de EE. UU.
💥 En plena Guerra de Irak y Afganistán, el Pentágono necesitaba municiones desesperadamente. David y Efraim consiguieron un contrato para venderle pistolas Beretta a las tropas en Irak, pero como estaban fabricadas en Italia y había un embargo, idearon una jugada riesgosa: enviarlas a Jordania y transportarlas por tierra hasta su destino.
🎯 Funcionó. Y ganaron cientos de miles de dólares. Pero el gran golpe llegó después: un contrato por 298 millones de dólares para abastecer al ejército afgano con municiones durante años.
📦 El proveedor clave estaba en Albania, con almacenes llenos de balas de la era soviética… pero muchas eran de origen chino, algo prohibido por ley. ¿La solución? Reempacar millones de balas para ocultar su origen. Así fue como pasaron de legales… a delincuentes.
💣 Para hacerlo, contrataron a un hombre local llamado Costa, dueño de una fábrica de cajas. Pero cuando Efraim se entera de que el traficante suizo que les vendió las balas ganaba más que él, lo saca del trato… y también decide no pagarle a Costa las cajas que ya había hecho.
🕵️♂️ Costa, enojado, denuncia a los chicos. Lo que el FBI no pudo probar con auditorías, lo descubren por un reclamo de cajas impagas. Así de simple: no cayeron por tráfico de armas… cayeron por no pagarle a un proveedor.
🚨 David fue condenado a 7 meses de arresto domiciliario. Efraim, a 4 años de prisión. Ningún funcionario del gobierno fue procesado, aunque documentos internos prueban que sabían del fraude.
📌 Curiosidad oculta: AEY Inc. no fue la única empresa que hizo esto. En los mismos años, otras compañías también vendieron municiones chinas camufladas… pero solo ellos terminaron presos.
🎬 La historia se convirtió en película (War Dogs, con Jonah Hill), pero la realidad fue más absurda, más sucia y más increíble: dos pibes con una laptop le vendieron armas a un país entero… y casi se salen con la suya.