Por qué fantasear no es perder el tiempo

¿Alguna vez te descubriste pensando en otra cosa mientras alguien te hablaba? ¿Te fuiste por unos minutos a imaginar cómo sería tu vida en otro lugar o reviviste una conversación del pasado mientras viajabas en colectivo? Tranquilo, no es falta de atención ni un mal hábito: es tu cerebro activando el mind wandering, o lo que en español podríamos llamar “divagar mentalmente”.

Durante años, soñar despierto fue visto como una distracción, una pérdida de tiempo o incluso un signo de inmadurez. Sin embargo, investigaciones recientes en neurociencia cognitiva están cambiando por completo esa percepción. Soñar despierto no solo es normal, sino que puede ser beneficioso.

Lo que pasa en tu mente mientras “no estás haciendo nada”

Cuando tu mente se desconecta del presente y empieza a vagar, se activa una red cerebral llamada default mode network(red por defecto). Esta red está asociada con la introspección, la memoria autobiográfica, la imaginación y la planificación futura. Es decir, cuando dejás de prestar atención al afuera, el cerebro no se apaga: se pone creativo.

En ese estado, tu cabeza puede conectar ideas que parecían aisladas, imaginar escenarios posibles, resolver problemas o encontrarle sentido a experiencias emocionales. Es como si, sin darte cuenta, estuvieras editando tu historia personal, reorganizando tu identidad o creando soluciones sin presión.

Fantasear también es una forma de pensar

Lejos de ser un mero escape, soñar despierto puede funcionar como una herramienta de autorregulación emocional. Nos permite simular situaciones antes de vivirlas, pensar cómo actuaríamos, o incluso preparar respuestas ante momentos difíciles. Además, fortalece la empatía: al imaginar otras realidades, ensayamos formas de entender a los demás.

En el plano creativo, es una mina de oro. Muchas ideas brillantes nacen en momentos de distracción. Grandes inventos, canciones, historias o decisiones importantes suelen tener su origen en una mente que se permitió vagar.