🔎 Evidencia de rituales de decapitación en la Edad del Hierro
Un reciente estudio publicado en el Journal of Archaeological Science reveló un impactante hallazgo en el noreste de la península ibérica: la exhibición de cabezas decapitadas en asentamientos ibéricos, una práctica común durante el siglo VI a.C. Investigadores analizaron siete cráneos hallados en Puig Castellar (Barcelona) y Ullastret (Girona), evidenciando que estos restos cumplían funciones como trofeos de guerra y objetos de veneración.
⚔️ Trofeos de guerra e intimidación en Puig Castellar
Este asentamiento de los laietanos, ubicado en Santa Coloma de Gramenet, fue un núcleo estratégico entre los siglos V y III a.C. Allí se encontraron cuatro cráneos, tres de ellos pertenecientes a individuos foráneos. Estos restos fueron hallados en zonas de alta visibilidad, como la entrada principal del poblado, lo que indica que se exhibían para demostrar poder y atemorizar a enemigos. Además, presentaban rastros de tratamiento con aceite de cedro, lo que sugiere la existencia de especialistas encargados de su conservación.
🏡 Veneración y simbolismo en Ullastret
En este asentamiento, el más grande de Cataluña en esa época, los arqueólogos identificaron tres cráneos en contextos diferentes. Dos de ellos, hallados en espacios domésticos, pertenecían a líderes locales y habrían sido utilizados para reforzar el poder de ciertas facciones dentro de la comunidad. En contraste, el tercer cráneo, de origen extranjero, se encontraba en un pozo de almacenamiento, lo que podría indicar su uso como trofeo de guerra.
🌍 Un período de transformación social y contacto con otras civilizaciones
Este hallazgo coincide con un período de profundos cambios en la sociedad ibérica, influenciado por el contacto con civilizaciones como los fenicios y griegos. La aparición de aristocracias locales, asentamientos fortificados y el aumento de armas en tumbas reflejan una sociedad cada vez más jerarquizada y marcada por la violencia ritual.
📜 Un vistazo al pasado a través de la arqueología
El estudio de estos restos ofrece una nueva perspectiva sobre la organización social y las costumbres de las tribus ibéricas, evidenciando cómo la exhibición de cráneos cumplía un rol clave en la consolidación del poder y la identidad de estos pueblos.