El astrofísico Norman Murray, en su reciente artículo titulado “Why the day is 24 hours long: The history of Earth’s atmospheric thermal tide, composition, and mean temperature”, publicado en la revista Science Advances, propone un nuevo enfoque que sugiere la posibilidad de que la duración de un día en la Tierra podría extenderse a 25 horas.
Actualmente, la Tierra completa una rotación en aproximadamente 23 horas, 56 minutos y 4 segundos, lo que significa que los humanos redondeamos este tiempo a 24 horas. Sin embargo, debido a la influencia de la Luna en la rotación de nuestro planeta, los días no siempre han durado lo mismo. En el pasado, cuando la Luna estaba más cerca, los días eran más cortos, pero la interacción gravitacional ha ido alargando gradualmente su duración.
¿Significa esto que en el futuro los días serán más largos? Según Murray, la duración de los días se irá alargando de forma exponencial en los próximos milenios. En su investigación, menciona que el Sol genera una marea térmica semidiurna de aproximadamente 12 horas en la atmósfera terrestre. Estudios previos sugieren que hace unos 600 millones de años, cuando el día duraba cerca de 21 horas, se produjo una resonancia atmosférica. Murray y su equipo utilizaron modelos de circulación global para calcular esta oscilación y encontraron una concordancia notable con mediciones recientes. En su modelo, el día en la Tierra pudo haberse fijado en 19,5 horas hace entre 2.200 y 600 millones de años, con una estabilización de los niveles de temperatura y un aumento en el momento angular del sistema Tierra-Luna en un 5%.
¿Cuándo alcanzará la Tierra días de 25 horas? Los estudios de rotación terrestre indican que el día se alarga aproximadamente 1.7 milisegundos cada siglo, lo cual es un cambio insignificante en términos humanos. Así, pasar a 25 horas diarias es un proceso extremadamente lento que ninguna persona de esta generación ni de las venideras experimentará. Según el estudio de Murray, es probable que este cambio ocurra en unos 200 millones de años, siempre que no intervengan factores externos. Este cambio en la duración del día es algo que, para la humanidad actual y futura, permanece en un horizonte prácticamente inalcanzable.