Un reciente avance científico podría cambiar para siempre la forma en que la humanidad accede a la energía. Un estudio publicado en Nature ha demostrado la viabilidad de extraer energía geotérmica de las profundidades de la Tierra, usando una tecnología revolucionaria que podría abastecer al mundo con energía ilimitada y limpia durante millones de años.
Esta tecnología, impulsada por la startup Quaise Energy, nacida en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), utiliza taladros de plasma capaces de perforar hasta 20 kilómetros bajo la superficie terrestre. Estos taladros, que funcionan a base de microondas, son capaces de derretir las rocas más duras, algo imposible para los métodos mecánicos tradicionales. El objetivo es acceder a las rocas supercalientes ubicadas a grandes profundidades, donde se encuentra un calor intenso que puede ser aprovechado para generar vapor supercrítico, una forma de energía con un potencial energético mucho mayor que los sistemas geotérmicos actuales.
La geotermia profunda: una solución viable
El estudio, realizado por un equipo de la EPFL (Suiza), ha sido clave para despejar las dudas sobre la viabilidad de este método. Se demostró que, bajo las condiciones extremas de temperatura y presión a las que están sometidas las rocas a esas profundidades, es posible fracturarlas de manera controlada, permitiendo que el agua circule y se convierta en vapor supercrítico. Este vapor puede transportar entre cinco y diez veces más energía que los sistemas geotérmicos convencionales.
Este hallazgo es crucial para el proyecto de Quaise, que apunta a reutilizar el terreno de las actuales centrales térmicas de carbón y gas, reemplazando los combustibles fósiles por esta nueva fuente de energía limpia. Con esta tecnología, sería posible instalar plantas geotérmicas en cualquier parte del mundo, eliminando la dependencia de fuentes intermitentes como la solar y la eólica, y ofreciendo una energía constante y accesible.
El camino hacia una civilización de tipo I
El uso de energía geotérmica profunda podría acercar a la humanidad a ser una civilización de tipo I en la escala Kardashev, es decir, una civilización capaz de aprovechar toda la energía disponible en su planeta. Según Carlos Araque, director ejecutivo de Quaise, la geotermia profunda “podría proporcionar la escala de energía que nuestra civilización necesita de una manera mucho más rápida y efectiva que la fusión nuclear, que aún está lejos de ser viable”.
Quaise planea tener una planta piloto operativa en los próximos años, con miras a lanzar su primera planta comercial para 2028. De ser exitosa, esta tecnología podría transformar la infraestructura energética global, ofreciendo una solución duradera y sostenible frente a la crisis climática.
Un salto hacia el futuro energético
Aunque aún quedan desafíos técnicos, los resultados obtenidos por el equipo de la EPFL han sido considerados prometedores por los expertos en energía. Peter Massie, director del Cascade Institute, calificó los hallazgos como “emocionantes”, subrayando el potencial de los sistemas geotérmicos mejorados (EGS) para revolucionar la producción energética a nivel mundial.