A medida que la atención internacional se desplaza hacia la frontera entre Israel y Líbano, los bombardeos en la Franja de Gaza continúan sin tregua. La cifra de muertos ya ronda los 41.500, según reportes del Ministerio de Salud gazatí, mientras Israel sigue evaluando estrategias militares para sitiar el norte del enclave palestino.
Las últimas ofensivas aéreas, concentradas principalmente en el centro y norte de Gaza, han dejado más de 90.000 heridos, además de una preocupante cifra de 10.000 desaparecidos bajo los escombros. Este escenario catastrófico se agrava con un plan que Israel estaría considerando, según reveló el diario Times of Israel, para convertir el norte de la Franja en una “zona militar cerrada”, lo que obligaría a la evacuación de unas 300.000 personas. La propuesta, impulsada por exmandos de las Fuerzas de Defensa de Israel, busca presionar a Hamás para la liberación de rehenes israelíes que aún mantiene cautivos.
El conflicto se ha extendido a la frontera con Líbano, donde el enfrentamiento con Hezbolá añade más presión a las fuerzas israelíes. Pese a esto, no hay señales de que el fin de la guerra esté cercano. Para Dov Waxman, director del centro Y&S Nazarian de Estudios sobre Israel en la Universidad de California, la única posibilidad de cese de las hostilidades sería un acuerdo sobre los rehenes, una opción que parece cada vez menos probable debido a las tensiones políticas internas en Israel.
La situación humanitaria en Gaza empeora cada día. Recientemente, el Ministerio de Salud gazatí rechazó un envío de 88 cuerpos en descomposición enviados desde Israel, exigiendo información sobre los fallecidos. Las autoridades de Gaza denunciaron que estos cadáveres podrían haber sido desenterrados de cementerios locales, lo que consideran una medida inhumana.
En paralelo, el diario israelí Haaretz informó que Israel estaría reclutando solicitantes de asilo africanos para operaciones militares en Gaza, ofreciéndoles la residencia permanente a cambio de su participación, una medida que suma controversia en medio de un conflicto que parece no tener fin.
Durante conflictos prolongados como este, es común que las partes en guerra utilicen la captura de cuerpos enemigos como táctica para negociar o intercambiar rehenes. Sin embargo, pocas veces se denuncian los casos de desentierro de cadáveres, como lo ha hecho el gobierno de Gaza en esta ocasión, generando un debate internacional sobre la ética en tiempos de guerra.