Mujer pierde la vista por ducharse con lentes de contacto

Los lentes de contacto son dispositivos ópticos delgados y curvados que se colocan directamente sobre la superficie del ojo para corregir problemas de visión. Están fabricados con materiales transparentes y permeables al oxígeno, permitiendo que los ojos respiren mientras se utilizan. Sin embargo, hay personas que han experimentado situaciones trágicas al cambiar sus anteojos por estas lentillas.

Rachel Prochnow, residente de Austin, Texas, formaba parte de los 45 millones de personas en Estados Unidos que usan lentes de contacto regularmente. Comenzó a utilizarlos a los 12 años, pero nunca recibió advertencias de los médicos sobre posibles riesgos para su salud.

Lamentablemente, en 2023, mientras estaba embarazada de 34 semanas, Prochnow perdió la visión de un ojo tras usar sus lentes de contacto en la ducha. Recientemente se sometió a un trasplante de córnea para intentar recuperar su vista y ahora busca concienciar a otros sobre la rara afección que le causó ceguera, de la cual no fue advertida por los optometristas.

“Pensé que estaba haciendo todo bien: nunca dormía con ellos puestos, los cambiaba cuando debía hacerlo, usaba solución especial para guardarlos y hasta reemplazaba el estuche cada dos meses”, explicó Prochnow a Newsweek, a quien en 2023 se le diagnosticó queratitis por Acanthamoeba.

“Ni siquiera en el empaque de las lentillas decía que no debían estar en contacto con agua de grifo. Hay que buscar en internet o en los PDFs de instrucciones del fabricante para encontrar esa información”, añadió.

UNA AMEBA MICROSCÓPICA COMO CAUSA DE CEGUERA

La queratitis por Acanthamoeba es una infección ocular rara pero potencialmente devastadora. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) la definen como una infección grave que puede causar discapacidad visual permanente o ceguera. Esta enfermedad es provocada por una ameba microscópica, Acanthamoeba, que puede introducirse en el ojo a través de los lentes de contacto.

“Esto ocurre al usar lentillas en la ducha, al nadar o al entrar en un jacuzzi con ellas puestas. Incluso lavarse la cara con las lentillas puestas puede ser un riesgo, ya que el agua del grifo puede contener amebas que queden atrapadas entre el ojo y la lentilla, aprovechando microfisuras en la córnea que normalmente son imperceptibles”, señaló Prochnow, quien también es creadora de contenido.

Prochnow antes de contraer queratitis por Acanthamoeba y durante la infección. (Foto Especial)

La mujer atravesó un tratamiento exhaustivo que incluyó el uso de gotas para los ojos las 24 horas del día durante tres meses, además de múltiples medicamentos y, finalmente, un trasplante de córnea para intentar revertir el daño causado por la queratitis.

Prochnow, madre de un niño, tuvo que ser inducida al parto a las 37 semanas para poder comenzar un tratamiento oral, ya que de no hacerlo habría perdido completamente el ojo afectado. Su tratamiento incluyó el uso de miltefosina, un medicamento potente que requería análisis de sangre semanales para controlar posibles daños renales, además de otros fármacos que causaban efectos secundarios significativos. Afortunadamente, su visión está mejorando y hay potencial para que alcance una visión 20/20.

EL AGUA DEL GRIFO Y LAS BACTERIAS

El doctor Meenal Agarwal, un destacado optometrista de Ontario, Canadá, advierte que usar lentes de contacto en la ducha es un grave error por varias razones. “El agua del grifo puede contener bacterias capaces de causar queratitis microbiana, una infección ocular seria. Cuando estas bacterias entran en contacto con los lentes de contacto, pueden quedar atrapadas en la córnea y provocar infecciones que comprometen la vista”, explicó.

Agarwal agregó que la queratitis por Acanthamoeba también puede desencadenarse por prácticas poco higiénicas, como no limpiar o almacenar adecuadamente las lentillas, usar agua de grifo para enjuagarlas o reutilizar los lentes de contacto más allá de su vida útil.

“En esencia, la ameba infecta la superficie del ojo, causando dolor intenso, sensibilidad a la luz, visión borrosa y, si no se trata rápidamente, pérdida de visión permanente”, detalló Agarwal.

La queratitis por Acanthamoeba es difícil de diagnosticar y tratar debido a la resistencia de la ameba a los tratamientos convencionales. Generalmente, se utilizan colirios antisépticos y diamidinas, pero en casos severos, como el de Prochnow, un trasplante de córnea puede ser la única opción viable.

UN MAL USO QUE LLEVÓ A UN TRASPLANTE DE CÓRNEA

En julio, Prochnow decidió compartir su impactante experiencia a través de las redes sociales para sensibilizar sobre esta enfermedad. Conocida en línea como @rachelprochnow, publicó un video en Instagram en el que narró su diagnóstico, el dolor que sufrió y su proceso de recuperación. El video rápidamente acumuló más de 800,000 interacciones.

“Hace un año perdí la vista de un ojo por usar lentes de contacto en la ducha. Fue el dolor más intenso que he experimentado, y hoy me harán un trasplante de córnea con la esperanza de recuperar mi visión”, comentó en su publicación.

Prochnow destacó cómo su experiencia resalta los peligros ocultos de actividades diarias aparentemente inofensivas. A medida que continúa su recuperación, ha encontrado en esta prueba una oportunidad para fortalecerse y ser una mejor madre, mejor preparada para enfrentar los retos de la vida.

“Estoy increíblemente agradecida con el donante de mi trasplante, mis médicos y mi familia, quienes me apoyaron durante este difícil periodo. Por primera vez, puedo ver a mi bebé con ambos ojos”, concluyó.