Un antiguo búnker nazi fue transformado en un hotel y complejo recreativo

Con sus imponentes 58 metros de altura –un poco más que la Torre de Pisa, pero con mucho más peso–, el búnker de St. Pauli en Hamburgo, Alemania, ha dominado el horizonte de la ciudad por más de 80 años. Este gigantesco refugio de concreto, construido durante el régimen nazi de Adolf Hitler con mano de obra forzada, es una sombría reliquia de uno de los períodos más oscuros de la historia alemana. Sin embargo, este coloso ha renacido de manera sorprendente.

Hoy en día, el Búnker de Hamburgo ha sido transformado en un espacio vibrante que alberga dos restaurantes, un hotel Hard Rock de cinco pisos y un bar y jardín en la azotea, construido en forma de pirámide, del cual fluye abundante vegetación que cubre la robusta fachada de hormigón.

El hotel, llamado REVERB by Hard Rock, es una incorporación apropiada para una ciudad con una rica historia musical, ya que Hamburgo fue donde Los Beatles iniciaron su carrera en los años sesenta. Ubicado en el moderno barrio de Karoviertel, este búnker de aspecto fortificado está rodeado de cafeterías elegantes, tiendas vintage y la discoteca Knust, que solía ser un matadero.

El REVERB cuenta con 134 habitaciones que oscilan entre 180 euros para una habitación clásica, equipada con comodidades como un televisor de pantalla plana de 55 pulgadas y un asistente Alexa, y 269 euros para una suite con vistas panorámicas de la ciudad. Además, el hotel ofrece check-in automático, tecnología inteligente y espacios de co-working, detalles modernos que se esperan de un hotel de moda.

No es necesario ser huésped para disfrutar de las comodidades del búnker. En la planta baja se encuentra la cafetería y bar Constant Grind, junto con una tienda de artículos de Hard Rock. El bar-restaurante Karo & Paul, dirigido por el chef televisivo alemán Frank Rosin, ocupa los tres primeros niveles del edificio, y aunque la zona de restaurante aún está por abrir, ya ha comenzado a funcionar como bar.

Con interiores de elegante estilo industrial, el búnker también alberga el restaurante La Sala en la quinta planta, que ofrece vistas elevadas y un menú internacional. En la azotea se encuentra el jardín Green Beanie, con un bar y una pasarela que rodea el edificio, accesible al público de manera gratuita.

El búnker de Hamburgo es una de las ocho torres antiaéreas que Alemania construyó tras los bombardeos británicos de Berlín en 1940. Con un peso de 76.000 toneladas y muros de 2,5 metros de grosor, su demolición sería casi imposible, por lo que ha sido transformado en lugar de ser destruido.

Anita Engels, de la asociación de vecinos Hilldegarden, explicó que la idea de añadir vegetación al edificio era crear algo pacífico y positivo sobre este legado de la dictadura nazi. La asociación también ha recopilado testimonios de personas que vivieron en el búnker durante la guerra y registros de los trabajadores forzados que lo construyeron. Ahora, una exposición en la primera planta cuenta la historia completa de este monumental edificio.