La película “Posesión”, estrenada en 1981, continúa siendo una obra ineludible en el género del terror, pero su producción estuvo plagada de sufrimiento para sus protagonistas, especialmente para Isabelle Adjani y Sam Neill.
Considerada una película censurable en la actualidad, “Posesión” desafió los límites del cine de terror de principios de los 80. Su trama se centra en Mark, interpretado por Sam Neill, un espía cuya vida se desmorona cuando su esposa, Anna/Helen, interpretada por Isabelle Adjani, solicita el divorcio y comienza a mostrar signos perturbadores de posesión demoníaca.
El filme, dirigido por Andrzej Zulawski, refleja las tensiones de la época de la Guerra Fría y la opresión del autoritarismo en la Polonia socialista. Sin embargo, detrás de la cámara, Zulawski mostraba una conducta exigente y a menudo abusiva hacia sus actores.
Isabelle Adjani, en particular, sufrió graves consecuencias durante el rodaje. En un momento, intentó suicidarse cortándose las muñecas en el baño con una maquinilla de afeitar. Esta experiencia traumática dejó cicatrices físicas y emocionales en la actriz francesa.
Sam Neill también enfrentó situaciones angustiosas en el set, incluida la presión del director para que golpeara a Isabelle Adjani en una escena. A pesar de su resistencia inicial, Neill finalmente cedió ante las demandas de Zulawski, describiendo la experiencia como una de las más angustiosas de su carrera.
Durante una escena particularmente difícil, Neill se dirigió a Zulawski con determinación: “No puedo hacerlo. No puedes pedirme que lo haga”, rogó al cineasta. “Nunca he levantado la mano a otro ser humano y tengo que decir que no. Por favor, no me lo pidas. No voy a hacerlo”.
La tensión en el set era palpable cuando Adjani se acercó a Neill y le instó a que la golpeara para poder seguir adelante con la filmación. Con el corazón en la mano, Neill finalmente cedió, sintiendo el peso de la responsabilidad y la incomodidad de la situación.
La violencia y el abuso en el set de “Posesión” reflejan un problema más amplio en la industria del cine, donde los directores a menudo ejercen un poder excesivo sobre sus actores. Isabelle Adjani ha reflexionado sobre las secuelas psicológicas de su experiencia, cuestionando si la actuación ha sido “un poco malsana” en ciertos períodos de su vida.
Aunque “Posesión” sigue siendo una obra de culto, el sufrimiento de sus protagonistas plantea preguntas sobre los límites éticos en la realización cinematográfica y el bienestar de los actores en el set. La película sirve como un recordatorio sombrío de los peligros detrás de la pantalla en la búsqueda del arte.