Hoy se cumplen diez años desde que el mundo de la moda perdió a uno de sus grandes talentos: Jorge Ibáñez. Aquel fatídico 14 de marzo de 2014 dejó un vacío imposible de llenar en el corazón de sus amigos y colegas. Ingrid Grudke, Anamá Ferreira, Elina Fernández de Costantini y Daniel Gómez Rinaldi, cuatro personas que compartieron momentos inolvidables junto a Ibáñez, abrieron sus corazones para recordarlo con lágrimas, risas y una emoción que aún perdura.
Para Ingrid Grudke, Jorge Ibáñez sigue vivo en el recuerdo de quienes lo conocieron y amaron. Sus gestos generosos, su pasión por la moda y su respeto por cada persona que trabajaba a su lado lo convirtieron en un ser inolvidable. Ingrid lo recuerda como un amigo cercano, alguien que siempre la apoyó y valoró su trabajo, incluso en los momentos más difíciles.
Elina Fernández de Costantini, la última musa de Ibáñez, lo describe como un regalo divino en su vida. Más que un diseñador, Jorge fue un amigo íntimo que la acompañó en momentos trascendentales. Su partida dejó un vacío profundo, pero su luz sigue brillando en el corazón de quienes lo conocieron.
Anamá Ferreira, visiblemente emocionada, comparte la sensación de pérdida constante que siente desde que Jorge partió. Cada recuerdo, cada anécdota compartida, evoca la presencia eterna de un amigo entrañable. Su hogar es testigo de ese vínculo indeleble, con una foto de Ibáñez que adorna su entrada y lo mantiene presente cada día.
Daniel Gómez Rinaldi, en sus palabras, destaca la dimensión humana de Jorge Ibáñez. Más allá de su talento como diseñador, fue un hijo ejemplar, un amigo leal y un confidente inigualable. Diez años después, su ausencia se siente en el día a día, pero los recuerdos compartidos siguen iluminando el camino de quienes lo amaron.
El legado de Jorge Ibáñez perdura en el corazón de quienes lo conocieron. Su pasión, su generosidad y su amor por la vida continúan inspirando a todos aquellos que tuvieron el privilegio de cruzarse en su camino.
Curiosidad: Durante sus viajes compartidos, Jorge Ibáñez solía sorprender a sus amigos con momentos inolvidables, como aquella vez en París, cuando los llevó al emblemático cabaret Lido en la avenida Champs Elysées. Su espíritu aventurero y su capacidad para crear recuerdos únicos dejaron una huella imborrable en el corazón de quienes lo acompañaron en esos momentos especiales.