La presencia de Taylor Swift en el Super Bowl LVIII ha marcado un hito en la historia de la televisión estadounidense, logrando que este evento deportivo se convierta en la transmisión más vista desde el histórico alunizaje de 1969. Según datos de Nielsen publicados por CBS, el partido entre los Kansas City Chiefs y los San Francisco 49ers, celebrado el domingo 11 de febrero, atrajo a unos impresionantes 123.4 millones de espectadores a través de la televisión y plataformas de streaming.
Aunque el alunizaje del Apolo 11 sigue siendo el líder indiscutible con una audiencia estimada de 150 millones en Estados Unidos, el Super Bowl LVIII ha establecido un nuevo récord para el evento con una audiencia total que alcanzó los 202.4 millones de personas, considerando a aquellos que vieron al menos una parte del juego en diversas cadenas. Cabe destacar que estas cifras no incluyen a los espectadores en lugares públicos como bares y restaurantes.
La relación de Swift con Travis Kelce, ala cerrada de los Kansas City Chiefs, parece haber tenido un papel significativo en el incremento de la audiencia. La cantante, que se encontraba en Tokio como parte de su gira ‘The Eras Tour’, llegó a Las Vegas a tiempo para el partido. Además del espectáculo de medio tiempo liderado por Usher y acompañado por artistas como Alicia Keys y Ludacris, Swift capturó la atención del público al aparecer en las pantallas del estadio y hacerse viral por disfrutar de un partido con un vaso de cerveza en mano.
Entre los asistentes famosos, se destacaron personalidades como Paul McCartney, Lady Gaga, Beyoncé, y Bad Bunny, lo que subraya el atractivo crossover del Super Bowl LVIII entre la música, el deporte y el entretenimiento.
Curiosidad: ¿Sabías que la visita del Apolo 11 a la Luna en 1969 no solo fue un hito en la exploración espacial, sino que también estableció un récord de audiencia televisiva que permaneció inquebrantable durante décadas? Este evento histórico, que cautivó a unos 150 millones de estadounidenses, sigue siendo un testimonio del poder de los acontecimientos trascendentales para unir a las personas frente a sus pantallas, una hazaña que el Super Bowl LVIII ha rozado gracias al magnetismo de estrellas como Taylor Swift.