La tecnología nos ha brindado la oportunidad de tener en nuestro bolsillo un aparato que es a la vez agenda y enciclopedia, que nos recuerda los cumpleaños de nuestras amistades y nos da acceso a todos los detalles de la tabla periódica. Aún así, tener una buena memoria nos ayuda en numerosos aspectos de nuestra vida.
El problema es que, ya sea porque somos estudiantes y tenemos que memorizar caantidad de conceptos o porque nos hacemos mayores y nuestro cerebro pierde capacidades, son muchas las razones para tratar de buscar herramientas que nos permitan entrenar y mantener nuestra capacidad mnemotécnica. Estas son algunas de las estrategias que han sido validadas por estudios científicos.
La primera nos recuerda aquella frase latina de “mens sana in corpore sano”, extraída de las Sátiras del autor romano Décimo Junio Juvenal. Distintos organismos médicos, como los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU o la Organización Mundial de la Salud, vinculan el ejercicio físico con la buena memoria.
El ejercicio podría ser especialmente recomendable a la hora de evitar la degeneración de nuestra memoria vinculada con la edad y con enfermedades como el Alzheimer. Este mismo año pueden encontrarse dos estudios centrados en esta cuestión, uno publicado en Alzheimer’s Research & Therapy, y otro en Journal of Neurology, Neurosurgery & Psychiatry.
No sabemos exactamente el porqué de la relación. Mientras algunos sugieren que puede deberse a la proteína BNDF, otros creen que la relación puede originarse en una mejor oxigenación del cerebro. Más estudios se requieren en este sentido, también para establecer hasta qué punto la relación puede extrapolarse a personas más jóvenes. El problema está en que muchos de los estudios realizados en este contexto tienen muestras limitadas, lo que limita la posibilidad de generalizar sus resultados.
La alimentación es clave para el correcto funcionamiento de nuestro cerebro. Esto implica que comer bien puede ayudar también a nuestra memoria. Una dieta variada y rica en nutrientes es aquí clave. Entre las recomendaciones podemos encontrar dietas ricas en frutas, verduras y pescado, sin olvidar el papel de algunas grasas como las que nos ofrecen el aceite de oliva y los frutos secos.
Fuente: Xataka